El Dr. Richard Swenson define el margen como "el espacio entre nuestra carga y nuestros límites. Es la cantidad permitida más allá de lo necesario. Es algo que se mantiene en reserva para contingencias o situaciones imprevistas". (Margen, Swenson, Richard A., NavPress, 2004, p. 69)

El ministerio se desarrolla en los márgenes. Las relaciones se establecen al margen. El descanso ocurre al margen. Sin margen, sólo nos queda el dolor, la fatiga, las prisas y la ansiedad, la enfermedad actual de nuestra sociedad moderna.

Dios nos llama a descansar - a crear margen. Nos llama a descansar primero.

"Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera" (Mateo 11:28-30).

En ese margen y tiempo de descanso donde nos sentamos ante un Padre todopoderoso y amoroso, encontramos nuestra identidad como hijos de Dios, creados de manera única, ordenados como enviados especiales a este mundo doliente - salvados y amados por Jesucristo que murió por nosotros en la Cruz.

Una vez que hemos descansado y vemos claramente nuestra identidad con un sentido de propósito, equipados con la armadura de Dios... entonces estamos listos para trabajar. Estamos listos para "Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19).

Con demasiada frecuencia lo entendemos al revés. Trabajamos, incluso con gran intención y alta moral, hasta que no nos queda nada que dar. Y entonces buscamos motivación o inspiración. O peor aún, nos rendimos. Conseguimos lo que podemos, podemos lo que conseguimos y nos sentamos sobre nuestra lata: jugamos al juego de la lata.

Mi reto para ti hoy es creer. Es lo único que Dios requiere en realidad. Cree que si te sientas delante de Dios, Él te dará descanso (margen) para luego continuar haciendo Su voluntad en esta vida ¡para que puedas terminar bien! Al final de su vida, Pablo animó a Timoteo con su ejemplo de no rendirse:

"Porque ya estoy siendo derramado como una libación, y ha llegado el momento de mi partida. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe" (2Tim 4:6-7 RVR).

Pablo no se rindió. ¡Seguro que comprendía la importancia del margen!